viernes, 7 de mayo de 2010

Día 11: Dachau...


Nos levantamos 8.45 antes de que suene el despertador previsto para las 9 hs.
Nos cambiamos, desayunamos y partimos rumbo a Marienplatz para contratar el tour a Dachau, 1er campo de concentración.
Llegamos 10.20 al punto de encuentro y nos dijeron que 10.45 arrancaba, nos fuimos a boludear y volvimos a la hora prevista.
Tipo 11 nos dicen que como somos 2 el tour en español no va a salir que si queremos hacer el de inglés, le decimos que no y nos vamos a la estación Marienplatz a tomarnos el s-bahn (tren de cercanías) con dirección a Dachau.
En la estación estaban los flacos de la guiada en ingles así que los seguimos y llegamos al campo de concentración.
Entramos (la entrada es gratuita), compramos los audio guías y arrancamos con la visita a nuestro ritmo.
Después de caminar aproximadamente 1 cuadra llegamos al edificio Jourhaus, donde las rejas de entrada se puede leer la horrenda frase “Arbeit Macht Frei” (el trabajo os hará libres).
Atravesamos la misma puerta por donde más de 30000 personas pasaron sin saber que los esperaba y nos dispusimos a recorrer el campo.


Rodeados por 7 torres de vigilancia y alambre de púa electrificado, se encontraban los 32 barracones con capacidad para 6000 personas (se preguntaran porque dije 30000 antes, y es porque el 29 de abril del 45, el día de la liberación del campo se encontraron a 32000 personas viviendo hacinadas en esos recintos de madera construidos por ellos mismos).
Recorrimos el museo que se encuentra en el lugar donde se ubicaban la sala de admisión, los baños, la cocina y el búnker.
Luego salimos y nos dirigimos a uno de los dos barracones que siguen en pie, donde se pueden observar las camas, los baños y la sala de estar.
Se puede ver cómo iban cambiando los cuartos a medida que pasaban los años para que entre más y más gente.
Después de atravesar el predio donde se encontraban los 30 barracones que faltan se llega a los monumentos que las distintas colectividades tienen dentro del campo.
Tras pasar una de las puertas con alambres de púa de costado, llegamos al crematorio.
Volvimos al predio del campo, sacamos fotos en la puerta y nos volvimos a Múnich con una sensación rara en el cuerpo.
La idea original era irnos para Fussen al castillo del rey loco, pero no estábamos con el ánimo como para emprender otra visita.
Fuimos al súper, compramos la comida para el viaje de mañana y nos dirigimos al predio del Oktoberfest pensando que íbamos a encontrar aunque sea un cartel que diga wilkommen, pero no fue así, estaba todo vacío, lo usan de parking.


Volvimos al hostel y acá estoy escribiendo.
Mañana, cruzamos la frontera y abandonamos este país que tanta idea le tuve alguna vez (y le sigo teniendo) y del que esperaba mucho mas.
Tiene mucha historia, sobre todo oscura y lamentablemente los edificios históricos ya no están, desaparecieron en la segunda guerra mundial.

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